La jornada de ayer, 18 de octubre abrió la caja de Pandora de la insurrección proletaria en Chile. Desde aquí en adelante, no se sabe que ocurrirá. El proletariado está en las calles y ni los milicos, ni los pacos pueden contrarrestar su emergencia descentralizada y anárquica. Hay barricadas y cacerolazos por todas partes. El alza del pasaje se ha mostrado como la punta del iceberg, pero en el fondo todos saben que esto era una bomba de tiempo. La precarización de la vida es inaguantable, la sequía se torna cada vez más grave, los precios para sobrevivir se han vuelto insultantes, sumado a que el 80 % de la población vive de la deuda y las pensiones se han demostrado como un fraude histórico. Indudablemente la insurrección en Ecuador fue un disparador para las grandes masas que se vieron identificadas con la furia de nuestros hermanos del norte. Motivos sobran.
En las calles se respira rabia, indignación, y furia antipolicial, aunque también solidaridad, algarabía y éxtasis por encontrarse en las calles y en lucha codo a codo contra lo que nos oprime. Se han quemado decenas de micros, se incendió el edificio corporativo de ENEL (empresa privada multinacional del rubro eléctrico) 7 estaciones del metro calcinadas, múltiples saqueos a supermercados y comercios, el monumento de los pacos y su bandera prendida fuego. La ciudad ardió por los cuatro costados.
Hoy 19 de octubre la cosa parece no parar. Piñera gasto el cartucho de los militares precipitadamente y en las calles la gente comienza a reunirse y cortar las avenidas, los cacerolazos comenzaron a medio día y prontamente se van transformando en protesta callejera. La opinión común es de miedo y rabia ante la presencia militar, lo que recuerda inmediatamente a la dictadura. Pero el ánimo está más fuerte que nunca, en el aire se respira lucha, estos días harán historia.
Desde las calles de Santiago, con el corazón en la mano y la pasión de ver arder el viejo mundo, hacemos un llamado internacional a la solidaridad y expansión de la revuelta. Sabemos que es el comienzo de algo hermoso, pero no sin dolor, como la vida misma.
¡Hic rodhas hic Salta!
¡Vamos hacia la vida!
¡Proletarios del mundo uníos contra la catástrofe capitalista, ahora es cuando!