¡¡Hablan y despliegan una guerra, pero esa guerra es contra los pobres!!
Aun así, el cacerolazo, la barricada y la fiesta de la revuelta se imponen sobre su mentira y el más brutal terrorismo de Estado. La solidaridad en la calle, el saqueo comunitario y nuestra comunidad de lucha, que ha copado las calles y enfrentado con éxito el Toque de queda y el Estado de emergencia, demuestran cómo esto supera todo pronóstico y medida y que solo expresa a una clase que ya no acepta su rol de esclavitud salarial, se percata de su propia fuerza y está dispuesta a llegar a las últimas consecuencias.
Nos hemos reconocido en la calle y sabemos que tras esto todo es posible.