Lecciones históricas para evitar la derrota

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Lecciones históricas para evitar la derrota

A dos meses del “estallido social”, las calles de todas las ciudades continúan llenándose a diario de vida con cánticos y combatividad proletaria. Proliferan por todas partes instancias de organización y acción autónomas, principalmente en la forma de Asambleas Territoriales, que hacen temblar al poder. Hoy, las mismas encuestas de la clase capitalista dan cuenta de que uno de los mayores temores de la gente es que esta revuelta llegue a su fin.

Ya no hay vuelta atrás, hemos entrado protagónicamente a un nuevo periodo de luchas. Pero la urgencia de nuestro contexto no puede hacernos perder de vista nuestra historia. Hace unos días, una “Consulta Ciudadana” llevada a cabo por muchas municipalidades chilenas fue celebrada por una gran mayoría como un avance; se quiere hacer entender que las luchas desplegadas estas semanas triunfan cuando se ven plasmadas en un voto. Ese es uno de los mayores riesgos que corremos: ver consumidos nuestros esfuerzos en tareas burocráticas propias de la democracia, que es siempre la democracia del Estado capitalista.

Por esto, es que encontramos de gran relevancia compartir estas lecciones recogidas por el militante revolucionario Helios Prieto, redactadas a semanas del golpe militar del 11/09 de 1973, golpe que no hubiese sido posible sin la complicidad desmovilizadora de la izquierda y del propio Allende.

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«Una derrota histórica

El golpe de estado del 11 de setiembre es una derrota histórica para la clase obrera chilena que los propagandistas de la internacional de los imbéciles tratarán de ocultar en todo el mundo para disminuir su propia responsabilidad.

Derrota histórica en un doble sentido. En primer lugar, porque la clase obrera chilena creyó alcanzar sus fines históricos: la construcción del socialismo, por medios electorales y pacíficos. Pasarán años antes de que los obreros chilenos que en todo este siglo [XX] no hicieron un solo intento insurreccional, puedan formarse una nueva conciencia y comprendan que esos fines sólo los pueden alcanzar por medios insurreccionales; máxime cuando la internacional de los imbéciles y sus amigos socialdemócratas tipo Roger Garaudy usan sus medios de comunicación de masas para tratar de demostrar que lo ocurrido en Chile no significa la imposibilidad de llegar al socialismo por vía pacífica.

En segundo lugar, porque los mejores combatientes del proletariado chileno han sido exterminados o están en la cárcel. Fue una “vanguardia” de características muy particulares ya que en defensa de una política ajena a los intereses del proletariado llegó a enfrentarse a las grandes masas menos politizadas.

Pero fue la vanguardia, real, existente, del proletariado más maduro de América Latina. Pasarán muchos años antes de que la clase obrera chilena destaque de su seno una nueva vanguardia despojada de las ilusiones reformistas que tuvo la que cayó bajo la represión militar. Las masas no tienen posibilidades de una respuesta efectiva inmediata. Los partidos tradicionales de la clase obrera están desorganizados y en estado de semi-disolución. La CUT ha sido disuelta y por mucho tiempo no habrá un organismo eficaz que centralice la lucha de las masas; los reformistas chilenos no habían sido capaces de sindicalizar más del 33% de los trabajadores teniendo el gobierno, no puede esperarse que lo hagan en las condiciones que ha establecido la dictadura militar. Las masas han sido traicionadas y lo comprenden así perfectamente pese a la mitología que quieren elaborar para consumo de la izquierda sus traidores. El estado de ánimo prevaleciente entre los obreros detenidos en los campos de concentración es profundamente autocrítico, ellos comprenden que la política reformista de la UP fracasó y que muchos de sus dirigentes los traicionaron. Pese a la muerte heroica de Allende critican su determinación de resistir en La Moneda, símbolo secular del poder burgués, en lugar de hacerlo en los cordones industriales, junto a lo mejor de la clase obrera chilena. Es precisamente en este espíritu crítico del obrero chileno, en su capacidad de asimilar las experiencias históricas, en su desconfianza en los caudillos, mitos y dogmas, donde residen sus mejores posibilidades de recuperación. Recuperación que demandará mucho tiempo pero que vendrá inevitablemente».

Helios Prieto, “Chile: Los gorilas estaban entre nosotros”, 1973.

Texto completo en: http://www.mediafire.com/file/dlxrja6r89gy6t6/Los-gorilas-estaban-entre-nosotrospdf.pdf/file