Folleto: “Transición: fin del debate” de Joshua Clover

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Entre la sociedad capitalista y la sociedad comunista media el período de la transformación revolucionaria de la primera en la segunda. A este período corresponde también un período político de transición, cuyo Estado no puede ser otro que la dictadura revolucionaria del proletariado”. Glosas marginales al programa del Partido Obrero Alemán [Crítica del Programa de Gotha] Karl Marx

Este programa ha quedado a trozos anticuado por efecto del inmenso desarrollo experimentado por la gran industria en los últimos veinticinco años, con los consiguientes progresos ocurridos en cuanto a la organización política de la clase obrera, y por el efecto de las experiencias prácticas de la revolución de febrero en primer término, y sobre todo de la Comuna de París, donde el proletariado, por vez primera, tuvo el Poder político en sus manos por espacio de dos meses. La comuna ha demostrado, principalmente, que ‘la clase obrera no puede limitarse a tomar posesión de la máquina del Estado en bloque, poniéndola en marcha para sus propios fines’”. Prólogo de Marx y Engels a la Edición Alemana de 1872 del Manifiesto Comunista

Este texto fue publicado originalmente en inglés en la revista académica “Amerikastudien/American Studies”, Volume 62, Issue 4 (2017). El autor, Joshua Clover, de origen estadounidense es un académico (profesor de inglés y de literatura comparada en la Universidad de California Davis), poeta, crítico y periodista. Es cercano a la teoría de la comunización y fue un asiduo colaborador de la extinta revista “Commune”. Ha estudiado desde la crítica de la economía política los disturbios y levantamientos recientes que se han sucedido desde 2008, lo que recoge en su libro Riot. Strike. Riot: The New Era of Uprisings (Verso Books, 2016). Junto con Jasper Bernes escribió en el 2014 el ensayo “The ends of the state”, publicado en el sitio web de “Viewpoint Magazine”.

“Transición: fin del debate” es una defensa de la posición comunizadora en torno el al problema de la transición[1], es decir, una defensa de la comunización como proceso revolucionario de transformación de las relaciones de (re)producción humana y del cambio socio-ecológico del metabolismo entre naturalezas humanas y extra-humanas. El “socialismo” como fase inferior, o fase de transformación revolucionaria que media entre la sociedad capitalista y el comunismo, se ha visto cuestionado por la teoría de la comunización, en palabras de Joshua Clover: “el vínculo entre las dos etapas parece roto, no por diferencias ideológicas sino por razones materiales”. Los cambios en la composición de clase a nivel mundial que se desarrollaron como consecuencia de la reestructuración capitalista de la década de los ‘70 nos plantean una situación totalmente distinta a la situación de post II Guerra Mundial, en donde se dio el auge del keynesianismo en los países centrales; la clase trabajadora ha visto cuestionada su capacidad para subvertir las relaciones de producción por el propio desarrollo histórico de la relación capital/trabajo. El axioma sobre el periodo de transición pierde así el sustrato del que nació, al igual que su validez: en otras palabras, no se puede pensar la transformación revolucionaria de la sociedad de forma ahistórica.

Este debate cobra particular relevancia hoy en día, ya que la intelectualidad de izquierda que orienta los programas reformistas y progresistas, se dedica a criticar los “excesos” del capitalismo y plantea “recetas” empaquetadas para enfrentarlos, las que curiosamente siempre son alguna forma más humana o ecológica de gestión del capital, olvidando que estos “excesos” son a la vez resultado de la dinámica inherente que despliega el capital como relación social, del proceso del valor valorizándose: la producción de plusvalía. Lo que la intelectualdad de izquierda socialista y el reformismo no parecen comprender es que es imposible disociar las consecuencias del capital de su propia lógica. Este tipo de discurso izquierdista presenta una ruptura, que según Clover, es síntoma del vínculo roto entre socialismo y comunismo en la trayectoria histórica: socialismo y comunismo en nuestra época no sólo están desconectados, sino que se oponen.

Pero, ¿por qué sucede esto? Clover reflexiona en la segunda parte del ensayo sobre las transformaciones materiales del proceso de producción, es decir sobre las mutaciones del proceso de trabajo que se han sucedido en y a través del desarrollo de las fuerzas productivas que lo reconfiguran: automatización, revolución logística, informatización, solo por mencionar algunas. La reorganización del proceso de trabajo en una época en que se expulsa del proceso de producción inmediato a gran parte de la población trabajadora y es reemplazada por maquinaria, en la denominada subsunción real del trabajo bajo el dominio del capital para la explotación de la plusvalía relativa, tiene efectos disciplinadores sobre nuestra clase, que se traducen en un alto desempleo el cual implica mayor competencia entre trabajador@s, pero, principalmente tiene una consecuencia práctica para el movimiento antagonista: la disminución de poder de l@s trabajador@s por el aumento de una población sobrante estancada y la desprofesionalización de la mayoría debido a la simplificación del proceso de trabajo que se realiza, cada vez más, por máquinas en una división del trabajo compleja y globalizada, haciendo de la y el proletario individual algo superfluo, aunque el capital no pueda desligarse del proletariado como clase. En palabras de Clover: “la capacidad de los trabajadores para afirmar su ser contra el capital disminuye”.

Siguiendo a la periodización de Theorie Communiste, en relación a la subsunción formal/real del trabajo, esta trayectoria que han llamado el fin del movimiento obrero, además, ha significado que surja una brecha cada vez más conflictiva entre quienes tienen salario y quienes no, brecha atravesada por relaciones de género y raza, fenómeno más visible en los centros de acumulación capitalista.

Si el periodo de transición ya no es posible, debido a las transformaciones y trayectoria del modo de producción capitalista, esto no significa en ningún sentido que el comunismo no sea posible y tampoco significa desarrollar una práctica inmediatista: “Esto no descarta la posibilidad de una sociedad comunista. Simplemente argumenta en contra de una visión particular de cómo uno podría llegar a tal destino; socialismo y comunismo ya no aparecen como ‘etapas’ sucesivas e interrelacionadas. Esta discontinuidad es la base de lo que a menudo se denomina ‘comunización’: no es una teoría, sino un sentido de cómo podría desarrollarse la revolución en ausencia de potencial para la transición”.

Para pensar el comunismo y la revolución en nuestra época, debemos una vez más indicar junto a Marx que “los hombres [sic] hacen su propia historia, pero no la hacen a su libre arbitrio, bajo circunstancias elegidas por ellos mismos, sino bajo aquellas circunstancias con que se encuentran directamente, que existen y les han sido legadas por el pasado. La tradición de todas las generaciones muertas oprime como una pesadilla el cerebro de los vivos”.

Vamos Hacia la Vida 

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[1] Dos textos fundamentales elaborados en la primera parte del siglo XX en torno a esta discusión, desde una perspectiva revolucionaria, son: Groep van Internationale Communisten-GIC (1930) Principios fundamentales de una Producción y distribución comunista; Jean Baptiste Mélis “Mitchell” (1936-37) Los problemas del periodo de transición. [N. del E.]