Se pone joven el tiempo

Nota VHLV: Texto extraido de rrss sobre el estallido del lunes y el martes de lxs más jóvenes de la revuelta a propósito del llamado a boicotear la PSU. Según la prensa, las protestas y boicots en los colegios y otras sedes en las que se rendía la PSU imposibilitó la rendición efectiva del 10% de este proceso. La represión policíal motivó el estallido en las calles por todo el territorio. En Pudahuel Sur, Santiago, lxs vecinxs respondieron al atropello de un secundario por un vehículo policial saliendo a las calles, rodeando el cuartel policial y enfrentándose a lxs pacxs por todo el barrio, sobre todo la noche del martes y hasta la noche del miércoles. El contenido de esta movilización está tratado en el texto a continuación.

Se pone joven el tiempo

La infame PSU, el “torniquete de la educación” en Chile, ha recibido una estocada mortal. Y, tal como con las fecundas evasiones masivas en el metro que gatillaron la explosión del 18 de octubre, han sido nuevamente lxs estudiantes secundarixs quienes han sido la punta de lanza contra este instrumento del Capital, que resguarda la segregación social y sexual. Hace años que la eliminación de esta prueba se alza como una reivindicación central del proletariado juvenil, y hoy, en este contexto de intensa agitación general, por fin se hace posible.

Casi un centenar de sedes en las cuales se debía rendir este examen han debido suspender el proceso, como consecuencia de las manifestaciones tanto dentro como fuera de los recintos. Lxs estudiantes bloquean los accesos, se toman las dependencias, queman facsímiles y se enfrentan con la cobarde policía y algunxs serviles apoderadxs.

La casta política se escandaliza. La burguesía progresista repite su cantinela típica: “no es la forma”. La derecha dura, adicta por esencia de las jerarquías, sin pudor alguno denuncia el “autoritarismo” de lxs jóvenes y adolescentes. Pusilánimes intelectuales debaten acerca de mecanismos más o menos justos de acceso a la universidad. Algunos toman un tono paternalista; “Esta vez se equivocaron”, pontifica el imbécil de Jorge Baradit.

El gobierno intenta dar señales de normalidad, anunciando
simultáneamente duros castigos a quienes protesten. Pero sus amenazas son desoídas. El número de establecimientos que deben suspender el proceso no hace más que aumentar.

Se oye a otros rezongar acerca del “derecho” de lxs estudiantes de rendir la PSU, el que estaría siendo pisoteado. El rector de la Universidad de Chile, tomando nota de la evidente desigualdad del sistema educativo, a renglón seguido afirma que esta prueba garantiza un acceso equitativo a la educación superior. Un absurdo que nadie se traga. Se habla del esfuerzo de las familias, de los años de estudio perdidos. ¿Derecho a rendir un examen que impedirá a miles de jóvenes entrar a la universidad? ¿Acaso no está desde antes fijada la suerte para ellxs, por más “esfuerzo” y “estudio” que dediquen? Lxs estudiantes son lo suficientemente lúcidxs para comprender cuán ridículos son estos planteamientos. Son lo suficientemente valientes para combatirlos.

La destrucción de esta verdadera muralla erguida contra el proletariado fortalece a nuestra comunidad de lucha en la reafirmación sus intereses vitales. Pero, a la vez, se hace patente que no se trata de solo aspirar a un acceso “más justo” a la educación, sino de criticarla como la herramienta burguesa que es. El sistema educativo es desigual, además de un lucrativo negocio, pero por sobre todo cumple un rol esencial en el disciplinamiento de la clase explotada y en su preparación para satisfacer las necesidades de la acumulación capitalista.

Lxs jóvenes proletarixs van abriendo camino. La clase en su conjunto debe estar a la altura. Así como hoy arden los facsímiles de la PSU, que en abril ardan las urnas del plebiscito con el que quieren apaciguarnos.

Qué suerte que el tiempo joven le falte al tiempo el respeto” (D. Viglietti)