Toda clase de gobierno combatir

Toda clase de gobierno combatir

Que Piñera y comparsa merecen todo nuestro repudio, de eso no cabe duda alguna. Pero para muchas personas, pareciera que la culpa de la crisis sanitaria y social que vivimos hoy recayera solamente en el mal manejo del gobierno. Dentro de esta lógica, es común ver en las redes sociales (desde memes hasta elaborados comentarios) comparaciones entre nuestra camarilla gobernante y la de otros países, en las que lógicamente Piñera lo hace todo mal, mientras que se exalta, o al menos reconoce positivamente, al cretino al mando del Estado cotejado. Se menciona Argentina, que aplicó la cuarentena más rápidamente, militarizando las calles. Lo mismo El Salvador, Ecuador, entre otros.

Desde el izquierdismo tradicional, ese que defiende al capitalismo de bandera roja, se ensalzan regímenes como Cuba (cómo no), China, y en su nostalgia delirante, hasta Rusia (¡!).

Podríamos empezar a detallar cómo en cada uno de los países a los que se nombra para demostrar por oposición las miserias de la camarilla gobernante chilena, nuestrxs hermanxs de clase sufren y resisten las medidas represivas e ineficaces que se aplican para contener el avance del covid-19. Como en Argentina, donde los milicos andan humillando y torturando a las personas que ellos estimen estén violando la cuarentena. Como en China, nación en la cual la primera reacción del gobierno frente al brote del virus fue precisamente el silenciamiento y represión de los médicos que lo reconocieron como tal. Y seguiríamos fácilmente así, enumerando ad nauseam los agravios de presidentes y ministros contra sus gobernadxs.

Sorprende además la enorme falta de memoria que poseen algunxs; tan solo el 9 de febrero, las redes sociales hervían denunciando el autogolpe del presidente de El Salvador, Nayib Bukele, que llenó de militares la Asamblea Legislativa con el fin de presionarla para que aprobara un presupuesto millonario en equipamiento para la policía y el ejército, con el pretexto del combate a las pandillas y el narcotráfico. No pasan ni siquiera dos meses, y el rostro juvenil y sonriente de este empresario conservador, cuya trayectoria política inicia nada menos que en el izquierdista y mistificado Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (nada raro, por lo demás), aparece viralizado en imágenes en las que se aplauden efusivamente sus medidas de contención del coronavirus.

Y no faltan los fervientes aduladores de jerarcas y sus “legados”. Vemos así repetirse las alabanzas al régimen capitalista cubano y su fetichizado sistema de salud, repleto de héroes desinteresados que socorren a otras naciones (y ya ni siquiera publicitando algún tipo de socialismo).

El izquierdismo criollo que conscientemente quiere esconder el foco de la crítica social, la tiene relativamente fácil en Chile, con un gobierno que hace todo lo posible por ganarse el odio generalizado de la población. ¿Quién puede ser peor que Piñera? De hecho, es también común la opinión de que otro gobierno no hubiese sido tan nefasto. Algunos entusiastas de la explotación democrática hasta se atreven a increparnos: “Quédate en la casa, así como cuando no te levantaste a votar y por tu culpa ganó Piñera”, espetaba un meme, a modo de propaganda pro-cuarentena.

Pero no caeremos en ese jueguito mediocre. No hay gobiernos mejores ni peores. Todos se ajustan a las necesidades puntuales de la lógica capitalista. Y no estamos simplificando el asunto. No es que sean todos iguales. Los matices los sabemos distinguir. Pero estos no justifican en ningún caso el apoyo (ni siquiera el “crítico”) a fracción política alguna de la clase dominante, o con aspiraciones a serlo. Aún con sus diferencias, su función es la misma: el resguardo de la explotación. Con represión desenfrenada o melosa cooptación, sus empeños están siempre dirigidos en impedir la interrupción de la acumulación de capital. Además, claro, del desarrollo de sus carreras políticas individuales, que van de la mano con el ensanchamiento de sus billeteras.

Esta unidad en lo fundamental de todos los gobiernos del mundo que se ponen a la cabeza de la maquinaria estatal, garante por definición de los intereses de la clase capitalista, se hace hoy más que nunca trágicamente evidente. Ya sea con las políticas abiertamente asesinas de países como EEUU, Reino Unido o Chile mismo, en los cuales las medidas se implementan obscenamente para salvar la economía a costa de nuestras vidas, o con aquellas supuestamente enfocadas de verdad en detener el contagio, como el caso de Corea del Sur, que encuentra la excusa ideal para recurrir al control social extremo (en realidad en todos los países lo que existe es una mezcla en diferentes dosis de estas reacciones gubernamentales), el objetivo es el mismo, y a él se subordinan todos los políticos, sean del color e ideología que sean.

En contrapartida, nuestros intereses vitales se les oponen a todos sin medias tintas. Son nuestras vidas las que debemos defender contra las necesidades de continuo enriquecimiento de la clase capitalista. Ésta no nos dará tregua. No puede parar de acumular capital; su propia naturaleza se lo impide. Depende por tanto solo de nosotrxs, en tanto clase explotada, poner freno a esta carrera desbocada en pro de la producción y venta de mercancías, que arrasa con todo a su paso. Que crea las condiciones ambientales y sociales para la generación, evolución y expansión de enfermedades contagiosas, las que al mismo tiempo utiliza para diezmarnos y controlarnos. Ellxs, todxs ellxs, todos los gobiernos, descarada o disimuladamente, ya nos lo dijeron: “el dinero nos importa más que ustedes, y ustedes solo nos importan en tanto su trabajo nos genere dinero”. Nosotrxs responderemos: NUESTRAS VIDAS VALEN MÁS QUE SUS GANANCIAS.

Ningún gobierno nos sirvió, nos sirve, ni nos servirá. Son serviles solo a nuestros explotadores. No depositemos confianzas ni esperanzas en ninguno de ellos. Ese es nuestro “Nunca más”.